
Una historia china habla de un anciano labrador, viudo y muy pobre, que trabajaba la tierra duramente con su hijo.
Un día el hijo le dijo: -¡Padre, qué desgracia! Se nos ha ido el caballo.
El caballo había logrado saltar la valla de un brinco y había escapado a las montañas.
La noticia corrió a toda velocidad por la aldea. Vecinos, amigos y curiosos se acercaron para condolerse con él y lamentar su desgracia, a lo que éste replicó:
“¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¡Quién sabe!” Y no entendieron…
Una semana después, el caballo regresó de las montañas trayendo consigo una manada de caballos salvajes. Los llevaba, uno a uno, a ese establo donde sabía que encontraría alimento y agua para todos los suyos.
Yeguas jóvenes en edad de procrear, potros de todos los colores, más de cuarenta ejemplares le seguían.
¡Los vecinos no lo podían creer! De repente, el anciano labrador se volvía rico de la manera más inesperada. Su patrimonio crecía por fruto de un azar generoso.
Los vecinos lo felicitaron, pero el anciano de nuevo les respondió: “¿Buena suerte? ¿Mala suerte? ¡Quién sabe!”. Y volvieron a no entender....
BUENA SUERTE O MALA SUERTE¿QUIÉN SABE?
Unas semanas más tarde, los enviados del rey entraron en el poblado y reclutaron a todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones para servir en la guerra. Pero cuando vieron al hijo del labrador con la pierna entablillada por tratar de domar a un caballo, le dejaron tranquilo y siguieron su camino.
REFLEXIÓN:
Las grandes adversidades no siempre suponen desgracias ni que una buena noticia es garantía del éxito y la felicidad.
- Pierdes el trabajo, y te sale otro mejor.
- Te dan una semana extra de vacaciones, y te da la gripe.
- Te deja tu pareja, y aparece tu alma gemela.
- Tienes mala suerte en la lotería y de pronto te ganas 3 ó 5 billetes en primera.
¿BUENA SUERTE O MALA SUERTE?
Da que pensar ¿verdad?

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